Son las 11,00 horas de la mañana
y me dispongo a tomar el tren de cercanías en la estación de Santa Justa de
Sevilla con destino Málaga. El propósito de mi viaje no es otro que el de
visitar a una persona muy especial; para mí, para su familia y para todos los que
le rodean. Un chico de 18 años diagnosticado de una enfermedad sistémica que
afecta a su audición y a la función de ambos riñones y que en breve iniciará
sus sesiones de diálisis por la rápida progresión que está desarrollando su
enfermedad. Atrás quedaron las explicaciones de se médico de familia, nefrólogos, enfermeros, los análisis y estudios de pre-diálisis… hasta que un día le dijeron: ¡es ahora o
nunca! y la noticia de un donante vivo conocido irrumpió afortunadamente en la vida de este chico y ¿por
qué no?, en la vida de toda su familia. Hablamos de un trasplante de riñón…
¿Pero qué es un trasplante? Según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) Un trasplante es sustituir
un órgano o tejido enfermo por otro que funcione adecuadamente. Hoy en día
constituye una técnica médica muy desarrollada que logra magníficos resultados
para los receptores. No obstante, necesita obligatoriamente la existencia de
donantes. Sin la solidaridad de los donantes no hay trasplantes.
En este caso el trasplante es
programado en fecha y hora con donante vivo y conocido (familiar) y no se si
conocéis el funcionamiento de cómo se desarrolla las horas previas a un
trasplante pero debo decir que es toda una experiencia vital para el paciente y para la
familia.
Ahora imaginad cuando el
trasplante no es programado sino urgente tras donación de persona fallecida, donante cadáver que se llama. Los pacientes admitidos en la lista de
espera que desgraciadamente es larga pero que en España se sitúa entre las mejores de la comunidad europea y a nivel internacional, que son compatibles con el órgano
donado son llamados a acudir a su hospital de referencia por orden de lista y
normalmente en grupo de varios candidatos. Imaginad por un momento esa
llamada telefónica… ¿Señor Rodríguez?, tenemos un posible donante… Llamada salvadora y aterradora a la vez que
abre una puerta a la esperanza y a la curación de una larga enfermedad.
La espera se hace interminable
cuando deben repetirse de urgencia análisis clínicos que determinen la mayor
compatibilidad del órgano donado con el paciente y en caso de que sean varios
compatibles será otorgado al que mayor tiempo de espera tenga a sus espaldas,
según un baremo de puntuación llamados "criterios de distribución". Si la compatibilidad no está clara o si hay otro
paciente con más puntuación no quedará más remedio para el paciente y sus
familiares que volver a casa a la espera de una próxima llamada.
En caso de nuestro chico, la
primera operación se realiza a primera hora de la tarde y se extrae del
familiar-donante el órgano para posteriormente ser trasplantado en una segunda
operación al paciente a última hora de la tarde, al cual no se le extrae ningún otro órgano sino que se
añade el tercer riñón para sumar funcionalidad y disminuir riesgos quirúrgicos.
Las dos operaciones son un éxito rotundo, nuestro chico despierta tras la
operación y ya en las primeras analíticas de la mañana siguiente se refleja un
desarrollo de la función renal hasta valores normales y una mejoría clínica
evidente, ¡vamos que hasta tiene buena cara! Lo cual solo nos hace pensar en el
regalo que se le ha hecho a este chico y a su familia. Empieza una nueva etapa
en su vida que tendrá que afrontar, nuevos tratamientos, precauciones especiales…
pero lo que si está claro es que la persona que recibe un órgano está recibiendo una segunda oportunidad en la vida.
Para terminar os daré unos datos para que estéis orgullosos de nuestra sanidad y es que España sigue a la cabeza de los trasplantes de órganos. En 2013 se
realizaron 4.279 operaciones de 1.655 donantes, lo que supone una tasa de 35,3
por cada millón de personas y según el Registro Mundial de Trasplantes en 2014 se superaron estos datos que superan a su vez a los de la Unión Europea (19,5) y a los de Estados Unidos
(25,8). España es líder mundial en este aspecto desde hace 25 años.
España es un ejemplo imitado por la mayoría de los países de la unión europea y se rige por los principios de altruismo y equidad, somos un pueblo solidario, es el país con
mayor tasa de donación de todo el mundo. Estas donaciones se realizan siempre de
forma altruista y todo el proceso es cubierto, desde el punto de vista
económico, por el Sistema Nacional de Salud. Estas bases de funcionamiento nos
proporcionan el privilegio de tener mayores posibilidades de obtener un
trasplante en caso de necesitarlo. El modelo español de funcionamiento de los
trasplantes es considerado mundialmente un ejemplo a imitar, que de hecho se
está implantando en gran parte del mundo.
Pero ser un modelo de solidaridad no
puede servirnos para dar la espalda a la realidad. Cada día hay más personas
que necesitan ser trasplantadas para seguir viviendo. Aproximadamente el 10% de
los receptores fallecen mientras esperan recibir un órgano. Por eso debemos seguir al pie del cañón y superarnos día tras día, vamos por buen camino…