Tantos años estudiando para llegar
aquí y al final resulta que era una propia especialidad la que iba a poner
todos sus medios para que un humilde servidor aprendiera día a día que la
medicina se aprende de libros si pero también del contacto con las personas; Y
es ahí donde la Medicina de Familia adquiere su mejor versión docente de sí
misma.
Medicina de Familia te presenta a
personas:
El famoso ¡Que pase el
siguiente! es sustituido por ¡Dolores Carmona, pase! y es que al final a los
pacientes se les conoce por nombres y apellidos; se les conoce y se les quiere,
se les coge cariño y se les acaba conociendo. Otra cosa es que el paciente
se abra hacia ti, te cuente sus patologías, sus quejas, sus dudas, sus miedos;
miedo a tomarse ese medicamento, porque ha leído lo que la industria
farmacéutica no le ha dicho pero ha tenido la decencia de escribir con letra
minúscula no apta para pacientes con presbicia en un pequeño prospecto. Miedo a
que su dolor no remita, miedo a que su hija continúe sin trabajo, miedo a la
soledad... Al llegar a casa pienso en la cantidad de gente que he conocido hoy
en mi trabajo.
Medicina de Familia te enseña
idiomas:
¿Podrían decirme algún trabajo en el
que al llegar a casa pienses: Tengo que aprender Francés, Marroquí o Chino? Pues
la semana pasada llegaron a mi consulta una pareja de Marroquíes sin hablar ni
una palabra de español. La mujer se señalaba la garganta con facie de dolor a
la vez que sacaba del bolso los envases de las pastillas que había estado
tomando hasta la fecha de la consulta. Le abrí la boca y ¡bingo! Amigdalitis
pultácea, pero tengo que aprender Marroquí pensé. También me llegó un joven
italiano que me dijo: -¡Tengo champiñones!...- Yo me quedé extrañado y le dije
¿Champiñones donde? El joven muy amablemente se descubrió su camisa, se dio la
vuelta mostrándome su espalda y me dijo -¡sí funghi!- Observé las manchas
blanquecinas escamosas típicas de la Pitiriasis Versicolor en espalda. Le dije:
muy bien amigo tiene champiñones sí pero en España a estos champiñones les
decimos hongos. Al llegar a casa pensé tengo que aprender Italiano.
Medicina de Familia te pone en forma:
¡Venga María súbase a la camilla que
voy a escucharle el pecho! Le voy a ayudar.... Dios mío María ha aumentado un
poco de peso... pensé. Empleé toda mi fuerza en ayudar a María a subir pero me
di cuenta que mis bíceps estaban poco fortalecidos últimamente y una sensación
similar a ciática recorría mis lumbares y parte posterior del muslo. Después...
-¡Pedro tienes 2 avisos!- me dijo mi administrativa, al finalizar mi jornada me
dispuse a salir a la calle y a caminar hacia la dirección indicadas y al llegar
al edificio de la paciente pude comprobar que era un Tercer piso sin ascensor
con unas escaleras oscuras y de pendiente bastante pronunciadas. Al llegar a la
tercera planta sufrí lo más parecido a una disnea que he vivido hasta hoy.
Tengo que hacer más deporte pensé, cuando llegue a casa voy a apuntarme al
gimnasio.
Medicina de Familia te hace aprender:
-Mire Doctor yo tengo la enfermedad
de Pompe ¿usted sabe lo que es verdad? porque Don Antonio el médico que estaba
antes que usted en esta consulta ya conoce mi caso...- Y yo mientras pensando:
Dios mío ¿Qué era la enfermedad de Pompe? Vale Pedro has llegado hasta aquí,
has estudiado mucho, has hecho un MIR ¿de algo te acordarás no? Y recordé en un
rincón de mi mente que se trataba de una enfermedad metabólica hereditaria tipo
glucogenosis por el fallo de una enzima llamada maltasa ácida... con eso y un
poco de ayuda de la señora pude salir del bache. Tengo que estudiar más pensé,
lo haré cuando llegue a mi casa.
Pensando en todas estas situaciones al
llegar a casa lo primero que pienso es en los afortunado soy al haber elegido
una profesión como la de Médico y una especialidad como Medicina de Familia.
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