martes, 30 de septiembre de 2014

Cuando un niño no reconoce las expresiones faciales

Recientemente he observado que a mi sobrina pequeña le cuesta mucho estarse quieta, tiene 5 años y no para ni un segundo, todo el día corriendo y saltando, jugando de arriba para abajo; que si Dra. Juguetes, Dora la exploradora… en fin, una amalgama de historias que a veces me han hecho pensar que estuviera rozando la hiperactividad y me haya hecho preguntarme ¿Será mi sobrina hiperactiva?

Pues es curioso porque cuenta su profesora que en clase es un angelito, se junta con otra compañera y las dos parecen que no hayan roto un plato en su vida. Y que cuando se pasan un poquito de la ralla la profe las mira con cara de enfado y ellas rápidamente vuelven a sus tareas de clase. Y es aquí la cuestión porque ésta es la situación que me tranquiliza y os diré por qué:

Llamamos Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) a aquel que cursa con una dificultad de prestar atención, hiperreactividad y comportamiento impulsivo en niños; incluso falta de empatía hacia los compañeros y resto de personas de su entorno más propio de otros trastornos generalizados del desarrollo como el Autismo o Asperger. Esto puede producir problemas de integración en clase y alejarlos de las actividades sociales con el resto de sus compañeros.  Esta enfermedad suele detectarse antes de los 7 años de edad.



Un reciente estudio de origen japonés ha determinado que los niños afectados por TDAH tienen un déficit en la capacidad de reconocer las expresiones faciales de las personas y tienen notablemente mermada la habilidad de reconocer la expresión facial de enfado.

Mediante el análisis de cambios en el flujo sanguíneo cerebral con técnicas de espectroscopia por infrarrojos en el cerebro de los niños, se mostraron imágenes de expresiones faciales felices y enfadadas a 13 niños con TDAH y a otros 13 con desarrollo normal y los compararon. El resultado fue que los niños con desarrollo normal mostraron una respuesta hemodinámica notable tanto frente a la expresión feliz como a la de enfado en el hemisferio derecho del cerebro. En cambio, los niños con TDAH mostraron una respuesta hemodinámica notable solo ante la expresión feliz, no observándose ninguna actividad específica para la expresión de enfado. Esta diferencia en la base neurológica para el reconocimiento de la expresión facial podría ser responsable, al menos en parte, de los problemas de adaptación social de estos niños y de las dificultades que tienen en el establecimiento de relaciones con otros compañeros.

Respecto al tratamiento podemos utilizar:

La psicoterapia cognitivo-conductual con ayuda de los padres y con la escuela.
Asociamos tratamiento farmacológico consistente en Metilfenidato o Concerta a dosis de 5mg 1 ó 2 veces al día siendo la última toma antes delas 16,00 horas. Podemos incrementar la dosis en función de la respuesta del niño en 5 o 10mg semanalmente hasta alcanzar una dosis máxima de 60mg/día. Para prescribir o administrar este tratamiento necesitamos seguir un control del chico, exploración del mismo, presión arterial, pulso, peso y talla. Debemos tener en cuenta que el metilfenidato está contraindicado en casos de enfermedad cardiovascular, glaucoma, hipertensión arterial e hipertiroidismo.

Cabe destacar que un porcentaje de chicos que padecen TDAH siguen presentando problemas de atención e hiperactividad en la edad adulta, trastorno antisocial de la personalidad y consumo de sustancias. Cuanto más precoz sea el diagnóstico y tratamiento mayor probabilidad hay de lograr remisión.


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