martes, 14 de octubre de 2014

El amor en los tiempos del ébola...

Estos días hemos sido testigos de cómo una enfermedad puede cambiar la vida de una persona y de todo lo que le rodea: dos personas, un perro, una familia y un país… Nuestras enquistadas ideas colonialistas siguen haciéndonos pensar que una enfermedad tan lejana y tan mortal como el ébola sólo ocurriría en África y ya se sabe cómo piensan algunas personas en el fondo: “África es el tercer mundo… allí viven otras personas… lo que ocurra allí y a sus gentes no nos importa”. Pues muy bien he aquí la situación de que el ébola ha cruzado nuestras fronteras vía aerolínea repatriación de misionero samaritano y contagio a auxiliar de enfermería trabajadora de Hospital. Al menos espero que sea considerada como enfermedad laboral….

Pero lo primero que debemos tener claro es realmente en ¿qué consiste un caso sospechoso de ébola (EVE)?

Un paciente con fiebre de >38,6ºC  (protocolo de revisión en descenso) y con cualquiera de los siguientes síntomas:

-       Cefalea intensa.
-       Vómitos, diarrea y dolor abdominal.
-       Cualquier forma de manifestación hemorrágica no explicada.
-       Fallo multiorgánico.

Ó una persona que murió de manera repentina y sin otra causa que lo explicara.

Y además:

Tener historia de viaje o estancia en áreas afectadas por ébola en los últimos 21 días:  Guinea Conakry, Liberia, Sierra Leona, Lagos y Rivers en Nigeria y la provincia de ecuador en la república democrática del Congo.

Ó contacto reciente con un caso (en investigación o confirmado) o con sus fluidos corporales o muestras biológicas.


Nuestra auxiliar de enfermería ó técnico de enfermería como quieran llamarlo en rueda de prensa; está casada y vivía junto a su marido soldador de profesión y su perro, su familia más directa; Imaginamos por un momento que estará sufriendo una pesadilla personal tanto física como psicológica que cambiará para siempre sus vidas. Y es que pasará a los datos de historia de esta enfermedad como el primer contagio de ébola ocurrido fuera de las fronteras africanas y claro está, la sanidad española y nuestro país en general no salen muy bien parados de toda esta información.

Aislada ella y separados para evitar la transmisión de la enfermedad su marido y ella, seguro que cuando se conocieron nunca pensaron que esto les ocurriría. Quizás cuando ella se enamoró tuviera los mismos síntomas. Trágica historia que trae la esperanza de la curación y de abrirles los ojos a muchos incrédulos e insensatos que vieron esta enfermedad como lejana y como inadvertida.

Mis mayores respetos a esta auxiliar y a su marido.

“Le bastó un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos que del cólera”

G. García Marquez






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